Genera Historia

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martes, 28 de enero de 2014

Resumen de la Primera Guerra Mundial

Resumen de la
Primera Guerra Mundial
1914-1918


El Conflicto armado que comenzó en 1914 y finalizó en 1919, enfrentó a las potencias europeas y ha pasado a la historia como la Gran Guerra, debido a la destrucción masiva que tuvo lugar.


Causas de la Primera Guerra Mundial

La contienda se produjo debido a un giro en las relaciones internacionales: la política de Bismarck había logrado mantener la paz pese a una serie de conflictos o roces diplomáticos. Era una obra maestra, pero inestable, ya que había provocado la creación de alianzas que llevaron al rearme como forma de negociación y, por otro lado, la carrera colonial había multiplicado los problemas, ya que introdujo a nuevas potencias en el conflicto europeo.

El hecho clave que orientó la política internacional hacia el conflicto fue la caída de Bismarck, debido a lo cual se rompió la antigua política alemana de aislamiento de Francia y se evitó la alianza con Rusia. El otro factor fundamental se concretó en el abandono británico de su tradicional política de splendid isolation: Gran Bretaña firmó un tratado con Japón y logró una entente con Francia (la Entente Cordiale), tras el incidente de Fashoda; además, también logró un acuerdo con Rusia. En el fondo de estas maniobras diplomáticas subyacía el temor a una política armamentista, especialmente naval, de Alemania, estado que, tras la caída de Bismarck (1890), había preferido consolidar sus acuerdos con Austria-Hungría: la Dúplice Alianza.

Las crisis diplomáticas referidas habían consolidado los bloques: los roces fueron, en concreto, conflictos entre Alemania y Francia por la cuestión de Marruecos, así como problemas nacionalistas en los Balcanes, donde Rusia apoyaba a Serbia en contra de los intereses de Austria, que trataba de dominar a los pueblos eslavos.



La crisis marroquí

Con el reparto de África, el Reino Unido había acordado con Francia que ésta se hiciera cargo de la zona de Marruecos, pero Alemania pretendió evitarlo y ocupar parte de esta zona, puesto que el área tenía un alto valor estratégico que el Reino Unido controlase la orilla europea del estrecho desde la colonia de Gibraltar. El conflicto se solucionó con la Conferencia de Algeciras (1906), donde se asignó el protectorado de Marruecos a dos países: Francia y España. Esta crisis se denomina la primera crisis Marroquí.


La segunda crisis marroquí

En 1911 estalló una nueva crisis internacional por la presencia de un cañonero alemán en el puerto marroquí de Agadir. El problema, que a punto estuvo de anticipar la guerra, se solucionó con la cesión, por parte de Francia, de parte del Congo Francés (el actual Camerún) a Alemania, a cambio de que ésta aceptara el acuerdo franco-británico de reparto de África.


La primera crisis balcánica

El conflicto se produjo por la anexión en 1908 de Bosnia Herzegovina por parte de Austria: Serbia no lo aceptó y solicitó la ayuda de Francia y Gran Bretaña que, pese a todo, no intervinieron. El sentimiento nacionalista en los Balcanes creció enormemente, aunque Serbia no tuvo más remedio que aceptar los hechos consumados.


La segunda crisis balcánica

Entre 1912 y 1914 Serbia, que continuaba en guerra con Turquía, logró expulsar a los turcos de Europa y se hizo peligrosamente grande para Austria, país que empezó a considerar la necesidad de anexionarse Serbia para así evitar agitaciones eslavistas y frenar su avance territorial.

Debido a estos conflictos, las alianzas europeas se fueron consolidando mientras que, paralelamente, se desarrollaba el sentimiento belicista. Fue una época de enorme tensión internacional que hoy se conoce como la Paz Armada.

Esta tensión extrema estalló en 1914 con la última crisis, esta vez localizada en el corazón de los Balcanes: el 28 de junio de 1914, en Sarajevo (Bosnia), el heredero al trono austrohúngaro, el Archiduque Francisco Fernando y su mujer fueron asesinados por un estudiante del grupo secreto Unidad o Muerte. Como consecuencia de esta acción, Austria decidió anexionarse Serbia, ya que fue acusada de organizar el atentado. Austria ofreció a los serbios un ultimátum para que aceptara la acción policial y represiva de Austria en su territorio, no sin antes haberse asegurado la ayuda de Alemania en un posible conflicto internacional. Alemania aceptó este pacto creyendo que el resto de las potencias se mantendrían neutrales ante el conflicto; sin embargo, Rusia prefirió intervenir, temiendo que Austria tomara ventaja en los Balcanes (y con ello en el Mediterráneo), por lo que Francia decidió apoyar a Rusia para evitar volver a un aislamiento internacional y así impedir un hipotético enfrentamiento en solitario con Alemania.

Los acontecimientos se precipitaron con la declaración de guerra por parte de Austria a Serbia, que no aceptó las amenazas de los austríacos; más tarde, Alemania declaró la guerra a Rusia y a Francia porque habían decidido apoyar a Serbia. Alemania, como primer paso, ocupó Bélgica para atacar más tarde Francia, lo que provocó la entrada en el conflicto del Reino Unido como aliado francés.

La Primera Guerra Mundial había comenzado: Rusia, Inglaterra, Francia formaban la Triple Entente, a la que se unieron más tarde Serbia, Japón, Italia, Rumania, Grecia y Estados Unidos, entre otros, en contra de los Imperios Centrales: Alemania, Austria-Hungría y Turquía.



Causas de fondo de la guerra

En el fondo de todo el conflicto hay que buscar la rivalidad entre las naciones desarrolladas económicamente que luchaban por mercados a la vez que decretaban medidas proteccionistas para proteger sus productos de las otras potencias. Esta actitud había llevado al imperialismo.

Por otra parte, el militarismo fue alentado por los intereses industriales, sobre todo por la industria del acero, que sostenía, por ejemplo en Inglaterra, que la política alemana amenazaba el predominio británico en los mares. A la vez, la industria siderúrgica de ambos países apoyaban la política colonial porque intensificaba la producción de barcos y armas, entre otros de sus productos.

En los Balcanes, el nacionalismo tuvo un enorme papel en la Gran Guerra, puesto que Austria-Hungría trataba de reprimirlo cuando esto iba en contra de los intereses de Serbia, que deseaba crear un estado fuerte con salida al Adriático.

Otro factor que explica las causas de fondo de la guerra se halla en las relaciones franco-alemanas tras la guerra de 1870: el sentimiento revanchista por la pérdida de Alsacia y Lorena marcó indiscutiblemente la actitud francesa en el conflicto. Por su parte, Alemania trató de aprovechar la guerra para crear su ansiada Gran Alemania, mientras otros contendientes, como Italia, eran menos ambiciosos, aunque lucharon también para mejorar territorialmente; no hay que olvidar que Italia pretendía finalizar su unificación con la anexión de Trieste y Tirol, aún en manos austríacas.


Operaciones militares

Desde el primer momento, lo que se preveía como una guerra corta de grandes y rápidas batallas quedó convertida en una guerra estancada, con un mantenimiento estratégico de posiciones que socavó hondamente los recursos económicos de los distintos contendientes.


Guerra de movimientos

Alemania, para evitar mantener un frente doble (contra Francia y contra Rusia), trató de aniquilar primero a Francia ocupando Bélgica, desde donde pretendía invadirla partiendo del sur y del sudeste. Sin embargo, el ejército alemán quedó bloqueado en Marne gracias a la acción del mariscal Joffre, que estableció un frente estable en el franco occidental. En este lapsus de tiempo, Rusia reaccionó avanzando hacia Alemania. Sin embargo, el error de los rusos fue que avanzaron demasiado rápido y el general alemán Hindenburg tuvo tiempo de dividir el ejército ruso en dos frentes y vencer a éstos en las batallas de Tannenberg y de los Lagos Mazurianos.


Guerra de posiciones

En esta fase de la guerra (1915-16), Rusia y Francia fueron incapaces de vencer a Alemania y se produjo un punto muerto que se conoce como guerra de trincheras o de posiciones. Según discurrían los días, los atrincheramientos se hacían más estables y protegidos. Los sistemas de defensa se desarrollaban pero también los nuevos métodos de ataque (nuevas armas de tiro curvo, gases asfixiantes, tanques…). A pesar de todo, las acciones bélicas continuaron en campo abierto: Alemania logró recuperar Galitzia (Polonia) y pudo volcarse decididamente en el frente oriental para, una vez vencidos los rusos, afanarse en el frente francés.

En este período, Gran Bretaña castigaba a los Imperios Centrales a través del aliado más débil: Turquía. Sin embargo, el éxito de la acción fue relativo, puesto que no lograron tomar el estrecho de los Dardanelos en la batalla de Galípolli; Austria, por el contrario, sí logró ocupar Serbia.


Guerra de desgaste

En 1916 Alemania se vio en la imperiosa necesidad de romper las posiciones francesas, en un momento en que el bloqueo a que era sometido le empezaba a causar serios problemas. También necesitaba evitar el comercio de neutrales hacia los aliados, por lo que ensayó un nuevo arma: la guerra submarina. La guerra de desgaste, iniciada por Alemania, también tenía su faceta psicológica: se propusieron la toma de Verdún, punto más simbólico que estratégico. Sin embargo, Francia pudo responder a la presión alemana en la batalla del Somme. Los Aliados, por su parte, también iniciaron su particular guerra de desgaste fomentando el ataque a las colonias alemanas en África y en el Pacífico. En esta época la guerra tenía un carácter mundial, ya que se combatía en casi toda Europa y en las Colonias, especialmente en puntos estratégicos (como el canal de Suez).



El momento decisivo

Dos son los hechos que marcaron el punto de inflexión decisivo para la derrota de los Imperios Centrales en 1917:

1- La Revolución Rusa.

El estallido de la Revolución Rusa y la idea de Lenin de sacrificar parte del territorio antes que poner en peligro la Revolución, dieron la oportunidad a Alemania de firmar un acuerdo por separado con los Aliados y así eliminar un frente. La paz de Brest-Litovsk permitió que Alemania se concentrara en el frente occidental, aunque no confiaba en Rusia.

2- La incorporación a la guerra de los Estados Unidos de América.

Poco después de la firma del tratado ruso-alemán, Estados Unidos decidió entrar en la guerra. La excusa que buscó fue el hundimiento de un barco mercante por un submarino alemán, aunque, en realidad, se puede considerar que anteriormente Estados Unidos estaba participando económicamente de forma plena en el conflicto, prestando material y dinero a los aliados. Una de las razones de la participación de los Estados Unidos era que los créditos concedidos a Francia y Gran Bretaña debían ser cobrados tras la guerra; si Alemania vencía, estas devoluciones peligraban. Así pues, la entrada en el conflicto del gigante norteamericano invirtió el sentido de la guerra, pues este país contaba con el mayor desarrollo industrial del mundo en esos años, sin olvidar el durísimo golpe moral que asestó a los contendientes, especialmente a los imperios centroeuropeos.

Quedaba claro que, con la participación de Estados Unidos, Alemania sufría una inferioridad material y humana: poco más tarde cayeron los frentes de Italia y Turquía (septiembre de 1918) y estallaron movimientos revolucionarios en Praga y en otras ciudades de Austria-Hungría. Ante ello, Austria y Turquía pidieron a finales de 1918 la paz por separado y Alemania, aislada, capituló poco después. Los Aliados, como primera condición para negociar la paz, pidieron la dimisión del Káiser Guillermo II, hecho que sucedió en noviembre de 1918.



Economía de guerra

La prolongación de la guerra supuso tanto problemas de abastecimiento como la necesidad de racionalizar la producción. En esos años, la industria bélica absorbía gran cantidad de recursos y necesitaba más mano de obra. La solución más habitual al problema fueron los decretos-leyes sobre trabajo obligatorio (como sucedió en Alemania) y también empleando de forma masiva a las mujeres en la industria. Asimismo, se logró más mano de obra acogiendo a inmigrantes procedentes de las colonias y poniendo a trabajar a los prisioneros de guerra. La industria bélica se desarrolló enormemente, por lo que aparecieron nuevas respuestas a problemas técnicos y nuevos armamentos.

Esta economía de guerra exigía enormes gastos, sufragados por créditos de países neutrales, acción crediticia en la que, sobre todo, destacaron los Estados Unidos como acreedores de la Europa bélica. Con motivo de ello, también exigía grandes sacrificios a la población, puesto que agotaba reservas y el bloqueo a que se sometían ambos bandos hacía necesario el racionamiento de los bienes indispensables. Sin duda resultado de todos estos factores fue el hecho de que la población, que en un primer momento apoyó incondicionalmente el enfrentamiento bélico empujada por un sentimiento nacionalista, comenzó a rebelarse contra la guerra y sus efectos, sobre todo cuando fue consciente de que sus esfuerzos eran en vano.

La guerra, por otro lado, imponía un sistema político muy rígido: se suprimieron parte de las libertades individuales y fueron introducidas medidas estrictas, como la censura de la prensa, la pérdida de atribuciones parlamentarias… En esos momentos, el movimiento pacifista, defendido en principio por prácticamente sólo los socialistas en 1915, cobraba fuerza hacia 1917-18, dado el descontento social y de los combatientes.

Los Imperios Centrales sufrieron revoluciones sociales internas que provocaron una precipitación de la firma de la paz; en los Aliados el ambiente era diferente tras varias campañas exitosas y la entrada en el conflicto de los norteamericanos.




La negociación de la paz

Antes de desarrollar cómo se enfocaron los tratados de paz, conviene explicar qué deseaban los Aliados y qué hubieran deseado Alemania y el resto de vencidos.

Alemania, apoyada por Austria y Turquía, deseaba unas fronteras seguras, algo que conseguiría por el control económico y militar de Bélgica, y la unidad económica de centroeuropa. Por otro lado, quería acabar con la competencia británica y, asimismo, deseaba ampliar el número de territorios coloniales.

En cuanto a los Aliados, que abanderaban la idea de la democracia, pedían la justa restitución a Francia de Alsacia-Lorena (en manos de Alemania desde la guerra Franco-prusiana) y enormes compensaciones económicas, como eran la ocupación de las colonias germanas y de los territorios turcos en Oriente Medio (alto valor económico: petróleo). En este sentido de castigo o compensación económica hay que entender la solicitada cesión de la región del Sarre alemán a Francia.

Con respecto al Imperio Austro-Húngaro, los Aliados solicitaban el derecho de autodeterminación de los territorios y que se aceptara la soberanía de la zona ocupada (Serbia y Montenegro, Bélgica, etc). También se pedía a los alemanes la autonomía de Polonia y se pretendía, con respecto a los turcos, su expulsión de Europa.

El primer intento de llegar a una paz negociada lo presentó el presidente de los Estados Unidos de América, Woodrow Wilson, en 1917, programa de paz conocido como los Catorce Puntos de Wilson. Dicho programa, que más adelante se desarrollará, fracasó por la intransigencia de ambos bandos: por ejemplo, Alemania solicitaba la recuperación de sus colonias perdidas y la aceptación de la anexión de Polonia.


Los antecedentes de la Paz

Se tratará aquí de analizar aquellos acercamientos previos a la negociación final en los que tomaron parte todos aquellos países implicados en el conflicto.


Los Catorce Puntos de Wilson

Este programa recogía los siguientes supuestos:

- Que se reconociera el principio de nacionalidad, es decir, la autodeterminación.

- Que se declarara ilegal la diplomacia secreta.

- Que se declarara la libertad de navegación en los mares.

- Que se proclamara la reducción de las barreras aduaneras.

- Que se creara una organización que velara por el mantenimiento de la paz, esto es, una Sociedad de Naciones.

Wilson pensaba en una paz justa sin anexiones ni indemnizaciones. Sin embargo, Alemania no aceptó la paz hasta que no se quedó aislada y abandonada por sus aliados.


El Affaire Sixto

Por este nombre se conoce la negociación austríaca. Este príncipe francés, cuñado del Emperador de Austria, fue el encargado de negociar la paz de Austria por separado. Este país temía quedar aislado si Alemania era al fin derrotada. La paz buscada por los Aliados fracasó ante la negativa de Italia, Rumania y Serbia a negociar, puesto que suponía una previsible pérdida de las compensaciones buscadas. Austria, de haber sido un éxito la negociación, habría reconocido la devolución de Alsacia-Lorena a Francia, así como la independencia de Bélgica, lo que resultaba del agrado de Francia.


La iniciativa papal

El papa Benedicto XV, a través de Monseñor Pacelli, el que fuera papa con el nombre de Pío XII, negoció la paz convencido de que su iniciativa sería aceptada por los católicos austríacos. En su programa hablaba de la condena de la guerra y reconocía el derecho natural y la libertad de los mares, además de solicitar la renuncia a futuras indemnizaciones y exigir tanto la evacuación de los territorios ocupados como el inicio de una política de desarme.


Los tratados de paz

Una vez los Imperios Centrales cesaron la guerra (tras abandonar la contienda, consecutivamente, turcos, búlgaros, austríacos y, por último, alemanes), los beligerantes se reunieron en Versalles en enero de 1919. En realidad, no fue una negociación sino una imposición conocida como tratado de Versalles, si bien se utilizaron como base los Catorce puntos de Wilson, aunque sin seguir sus proposiciones estrictamente.

Lo que se estableció fue lo siguiente:

- Se creó la Sociedad de Naciones (SDN).

- Alemania fue obligada a rectificar sus fronteras para devolver los territorios ocupados y Alsacia-Lorena; asimismo, fue obligada a ceder a Francia, como territorio bajo tutela, la zona del Sarre.

- Se desmilitarizaba la margen derecha del Rin, que fue controlado por los aliados.

- Se establecieron unas enormes indemnizaciones de guerra que debían recaer sobre Alemania.

-Se convocaba a los militares alemanes para ser sometidos a juicio de guerra.

Con Austria se estableció un tratado de paz por separado conocido como el tratado de Sain-Germain que, normalmente, se considera parte del tratado de Versalles. Por éste se establecía lo siguiente:

- Se reconocía de la independencia de Hungría, Polonia y Checoslovaquia; por lo tanto, se establecía la disolución del Imperio Austrohúngaro.

- Se decretaba la cesión a Italia del Tirol, Trieste e Istria.

Con Hungría como nuevo país soberano se firmó una paz por separado conocida como el tratado de Trianon, en el que se reconoció la independencia de Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumanía.

Con Bulgaria se firmó el tratado de Neuilly, en el que este país renunciaba a todas las adquisiciones.

Sin duda, el tratado más complicado fue el tratado de Sèvres entre los Aliados y Turquía. Por él se estableció lo siguiente:

- Se proclamaba la independencia de Arabia y Armenia.

- Los territorios de Oriente Medio en Mesopotamia, Palestina y Jordania pasaban a ser tutelados, como mandato de la Sociedad de Naciones, por Gran Bretaña.

- Siria y Líbano serían controlados por Francia.

- El sur de Anatolia quedaba asignado a Italia.

- Los estrechos de Mar Negro y Mediterráneo se declaraban neutrales y libres a la navegación.

Consecuencias de la guerra

Francia consiguió tras la guerra la hegemonía militar y política en el continente, situación de privilegio que había perdido en 1870.

Estados Unidos, según muchos historiadores y economistas (entre ellos Keynes), cometió un error de enormes consecuencias políticas y económicas al no tratar de reconstruir una Europa hundida, algo que se configuró como una de las causas de la crisis de 1929. Por otro lado, creó tal estado de frustración en varios países que contribuyó al éxito en ellos de los regímenes autoritarios.

La guerra, como toda crisis militar, provocó un enorme descenso de la natalidad y del nivel de vida. Las pérdidas económicas fueron cuantiosísimas, lo que hizo aumentar la deuda pública de todos los países y causó un proceso inflacionario sin precedentes, sobre todo en los países vencidos.

En el sentido de la división territorial europea, la Primera Guerra Mundial, como ya se ha indicado, marcó tanto el fin de los grandes imperios como la división territorial y política de los Balcanes.

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